📷 : FCBarcelona
Siempre he creído en
una maravillosa metáfora que, a mi parecer, es el significado de la vida: esa
metáfora es la de tocar fondo. Todos hemos tocado fondo en todos los aspectos
de la vida, y lo hemos hecho solos y en compañía. Aunque llegar a ese punto es
completamente duro, lo bello de tocar fondo es que si sabes nadar vas a volver
a la superficie. El Fútbol Club Barcelona, institución que para muchos de
nosotros es “Més que un Club”, ha tenido y sigue teniendo una de las historias
de tocar fondo más interesante de los últimos tiempos, pues después de ser el
mejor club del mundo con la mejor plantilla de la historia, pasó a ser la burla
de Europa.
Como pasa en la vida y
en el fútbol, el club tuvo una gran crisis que lo llevó a tocar fondo desde 1994 por
muchos años. Hasta que, en el nuevo siglo, con esperanzas nuevas en una nueva
era, a falta de un salvador, 10 años después llegó Joan Laporta y con él los
mejores años del club.
Por los campo verdes y hermosos del Camp Nou corrieron Ronaldinho, Eto’o, Márquez y Deco. 90 mil almas vieron la consagración del capitán Carles Puyol y
de la dupla de mediocampistas Xavi Hernández y Andrés Iniesta. El mundo entero presenció el nacimiento deportivo del
adolescente Lionel Messi y encontró fe y esperanza en el futuro de Piqué y
Busquets bajo la dirección de un genio llamado Pep Guardiola; y todo el planeta
futbol vio como aquel club azulgrana alzaba seis títulos en un año, récord que
en ese momento fue histórico e insuperable. Por años fue el mejor club que un
humano pudo ver: Messi se convirtió en el mejor de la historia vistiendo su
piel, Ligas se ganaban por doquier, Copas del Rey, Supercopas, Mundiales de
Clubes, 4 Champions fueron orgullosamente puestas en las vitrinas, no había
equipo que causara más terror y más ansias de ver que el Barcelona, era el club
más grande de todos los tiempos. Pero lastimosamente el club entero volvió
a hundirse poco a poco en el mar de la derrota con los pies y las manos atadas
y sin un salvavidas que lo ayudara a salir, y con ellos millones de fans.
Después de que en el 2014 Bartomeu subiera a la presidencia no tardó mucho
tiempo para que a paso lento se empezara a desmoronar su inestable gestión
deportiva, pues sus fallas económicas, sus compras innecesarias, sus huecos
fiscales llevó al club a una profunda crisis deportiva y económica. En una
montaña rusa hacia el vacío, el Barcelona poco a poco fue perdiendo el miedo
que infundía para ir de derrota en derrota, de problema en problema, de
humillación en humillación. Después de Guardiola, cinco entrenadores más se
sentaron en el banquillo, uno peor que el anterior. Sus estrellas empezaron a
retirarse o a irse, dejando una plantilla para nada competitiva. Hasta que de
falla en falla y de tropiezo en tropiezo en el mando de Quique Setién, el
Barcelona que fundía miedo y era el rey fue tratado como una prostituta esclava
por los alemanes del Bayer Múnich, y se llevaron la peor humillación de su
historia: ocho goles en un solo partido. Y para certificar definitivamente la
casi destrucción del equipo, Messi, su rey, decide por medio de una carta irse
del club. En ese instante, el Barcelona tocó el fondo más profundo del mar.
En la profundidad, desesperados,
el Barcelona empieza a nadar hacia arriba y para ello traen una leyenda del
equipo que fuera el correcto en las directrices técnicas del club: Ronald
Koeman; y como un héroe que buscaba justicia Laporta vuelve para la presidencia
dándole esperanzas a los culés. Messi decide quedarse una temporada más, y eso
ya era ganancia.
Si bien el Barcelona empezó un poco mal esta temporada y quizá los cambios en
la plantilla no empezaron a surtir los efectos deseados, vemos como poco a poco
se van reestructurando las bases filosóficas del equipo y se va encontrando el
camino a la luz. Se encuentra una vez más que la clave es la joven cantera con
jugadores como Mingueza, Araujo, Moriba y Riqui Puig; en la juventud de Frankie
de Jong, Pedri, Dest y Dembelé; en la experiencia, madurez y calidad de Piqué,
Busquets, Ter Stegen, Alba y Griezmann; y con Messi, que es simplemente Messi. Los problemas del Barcelona parece que se van
olvidando, las motivaciones del club han cambiado y esta temporada parece ser
la salida. Se perdió la Supercopa de España, pero se ganó la Copa del Rey y se
logró llegar a los primeros puestos de La Liga después de ir 17 puntos abajo
del líder y contra todo pronóstico.
Se sale del fondo
sabiendo nadar, y saber nadar significa saber manejar los problemas, las
circunstancias, las lágrimas y el dolor y saber encontrar oportunidades en las
derrotas para alcanzar la victoria. El Barcelona ha dejado claro una vez más
que no olvidó nadar y que está a punto de salir a la superficie, que tiene
esperanza de volver a ser lo que fue, que de una u otra forma volverá a ser el
más grande del mundo. La afición le agradece, y espera pacientemente el momento
indicado, el instante preciso y el día seguro de ser felices otra vez. Mientras
tanto todos a una sola voz, y con la frente en alto gritan a los cuatro vientos:
Força Barça. Visca el Barça.
Por: Jhoovanny Vinasco
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